BOCADILLO.-

El tercer fin de semana de junio hice  un “bocadillo”.
“Pan”, el sábado fui con Gelín y Amelia  a Peña Laza. Una excursión, corta y cómoda para la  que no se necesita madrugar. Llegamos a Rodiezmo, el día estaba algo turbio, nubes y algo de orbayo. La parte alta de la Peña, no se veía. Pasamos la campa de la fiesta minera. Comenzamos la ascensión. Mucha hierba mojada,  por lo que poco tardó el agua en anidar en  las botas.  Subimos poco a poco, un buen rato a ciegas. Llegando al alto aclaró un poco y pudimos divisar la cumbre y su cruz. Tuvimos suerte, pues no llovió y al  final nos permitió ver mucho a nuestro alrededor. Cuatro horas duro la excursión.

Peña Laza

Marathón de Toral.

Sirvió como preparación para el domingo. “Jamon”, maratón de Toral de los Vados. En mi décima participación, acompañé a Gelín, para ayudarle a quitarse la espinita de Belfast del año pasado. Nos acompañó Ana que haría la intendencia y las fotos. Salimos tranquilos, pasamos la media en 1 h 45’. El tiempo inmejorable para correr. Pasada Ponferrada, manteníamos el  ritmo. Ana me había comentado que Avelino, no iba muy  allá.  Para nosotros todo iba sobre ruedas, y así seguimos hasta el final. Ni la contractura del gemelo, ni los kms, impidieron a Gelo comportarse como un héroe. Al final en  3h 35’ cruzamos la línea de meta. Como siempre, muchos conocidos. Después de la ducha tomamos unas cañas con Sandra y Avelino. A las 14 h, fuimos para las piscinas a la entrega de trofeos y a comer la potente paella regada con buen vino de la tierra, que nos ofreció la organización. Estuvo con nosotros Ferran Santoyo, amigo y corredor catalán, al que conozco de las 24 H de Barcelona, desde hace años.

 “Pan”, el lunes, con varios compañeros de trabajo, fuimos hasta Truchillas para subir 1º al lago y después al  Vizcodillo. Pasito a pasito se fueron cumpliendo los objetivos. La bajada fue un poco más accidentada. Mientras bajé en línea recta al lago para avisar a dos compañeros que se habían quedado allí, el resto bajaron rodeando la laguna por el otro lado. La idea fue mía y desde luego no fue muy acertada. Como no hay atajo sin trabajo, cuando íbamos bajando vi. que venían por entre urces, piornos y demás maleza, sufriendo bastante sobre todo los que llevaban pantalón corto (me incluyo). Mención especial para Venancio, el fan nº 1 de la “Cultural”. Sufrió como un perro, pero se comportó como un Titán.

Lago Truchillas.

Lo mejor, la potente comida que había encargado Tomás,  jefe de la excursión, en Truchas. Después de dar cuenta de las viandas, del vinazo y un combinado, kilometrada y para casa. Un saludo.