Años hacia que no iba a un evento
de estos. Ese fin de semana tocaba, pues se casaban en Riaño Oscar y Rosa. Amelia y yo fuimos el sábado para
comenzar a calentar motores. Varios amigos de los novios hicieron lo mismo. Una
vez acomodados, nos dedicamos a saludar a la peña, y hacer algún encargo de los
novios. Por la noche, algo de juerga, con
tapas, unos tragos y charla pasaron las horas. En la calle el frío era
intenso. Como todo se hacía en el mismo
sitio, cuando ya eran las 3 y pico procedía ir a la cama. El sábado habíamos quedado varios
para salir a trotar un rato. A las 9 solo estábamos en la puerta del hotel
Amelia y yo. A los otros se les pegaron las sábanas. Hicimos un rule guapo por
la zona, para bajar lo de anoche y hacer ganas de comer.
Ya comenzaban a llegar la mayoría
de invitados. Familiares y muchos amigos.
A las 13 h 30’ tuvo lugar el enlace en el
ayuntamiento. Una ceremonia guapa, en la que al margen de las palabras del
casador, otras emotivas de amigos y hermanos loaron y recordaron las virtudes y alguna travesura
de los novios, así como el deseo de un futuro feliz.
A la salida estaban allí nuestros
amigos moteros: Gelin, Ana, Fonso y Bego. Aprovecharon el voltio para hacernos
una visita y felicitar a los novios
Luego vinieron las fotos, el
lunch y un comidorra por su sitio. A las 19 horas dejamos el comedor pasando a la zona de baile y barra libre.
Ahora tocaba movimiento para algunos y para otros ver a la Roja contra Francia. Así
fueron pasando las horas. Ya de noche, rematamos la jugada en un par de bares y
cerca de las 4 recogida, pues al día siguiente, tb quedamos para trotar otro
rato. Un poco más tarde, a las 10, con
algo de resaca y ronco, salí con dos amigos de Oscar, Santi y Jaime a dar una
carrerina hasta la ermita de Quintanilla y por el pueblo. 50’ escasos en los que sudé de
lo lindo, pues los jóvenes le daban bien
al zapato.
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